La formación en gestión de alérgenos: herramienta de control y mejora continua
La actualidad de caracteriza por ser inmediata. En todos los ámbitos buscamos la inmediatez; respuestas y soluciones rápidas y adaptadas a nuestras necesidades.
La hostelería y restauración, como sector servicios, no escapa a ello. Las circunstancias están cambiando. Existe un colectivo poblacional con unas características en torno a su salud que han impulsado nuevas reglas y normativas en materia de seguridad alimentaria, tanto a nivel europeo como a nivel estatal.
Efectivamente, las alergias alimentarias, lejos de desaparecer, están aumentando. Cada vez son más las personas que sufren alergias alimentarias, y además, las reacciones cada vez más severas. Según los expertos en alergología de la Organización Mundial de la Alergia, para el año 2050, el 50% de la población sufrirá alguna reacción alérgica a algún componente alimenticio.
Esto influye directamente en el modus operantis de la restauración. No sólo en la cocina, sino en todo el proceso de trazabilidad de un establecimiento. Desde el control del proveedor, recepción de las materias primas, almacenaje, manipulación y servicio al consumidor.
Se ha pasado de un tiempo donde antes sólo se pensaba en ofrecer calidad y servicio a donde, ahora, también se añade el dar respuesta confiable y segura a un colectivo con unas necesidades muy especiales, con lo que ello conlleva.
Por ello, la formación en gestión de alérgenos se postula como una herramienta precisa que todo hostelero debería tener en cuenta ya que aportará seguridad y control, tanto para los empleados de un establecimiento como para los consumidores, además de poder ser un factor nuevo y positivo para la estrategia de marketing del local.
Beneficios de una formación especializada en gestión de alérgenos
Prepararse para atender las necesidades de este colectivo de alérgicos, significa en muchos casos la mejora del control de los alérgenos en sus procesos de producción y preparación de alimentos y para ello es preciso una formación especializada que pueda aportar unos correctos hábitos de trabajo y de comunicación con el cliente.
Formarse en el control de alérgenos nos aportará un conocimiento actualizado que ayudará a entender su importancia en la manipulación de los alimentos y del impacto positivo que puede tener, este control, en la salud de los comensales.
Además, una correcta formación nos ayudará a generar sistemas de trabajo metódicos y fiables, que reduzcan los riesgos. No sentiremos seguros en la forma de proceder y atender a un consumidor que informa que padece alguna alergia alimentaria.
Al estar cualificado, obtendremos una mejora en la empleabilidad del curiculum vitae.
Seremos competitivos en el mercado, cada vez más exigente y tendremos los conocimientos adecuados para cumplir correctamente con la normativa existente.
España, según los datos de la Federación Española de Hostelería, cuenta con 280.000 establecimientos de restauración que dan de comer a 80 millones de turistas al año. Además, las estadísticas muestran que se producen 98 millones de consumos fuera de casa.
Entre todas estas cifras, se encuentran personas que sufren alergias e intolerancias alimentarias que precisan una información útil y un servicio que le aporte confianza.
Por todo ello, invierte en formación. Estamos a tiempo de posicionarnos y liderar un mercado emergente.
— Redactado por Isabel Guevara —